A Verdade sobre Honduras (Entrevista com o Cardeal Óscar Rodriguez Maradiaga)

Maradiaga: «Yo soy el primero en rechazar el golpe de Estado»

Sábado, 8 de agosto 2009

Encima del rostro de monseñor Óscar Rodríguez Maradiaga han escrito cardemal , "Cardenal golpista" se lee en muchas paredes de la capital hondureña. El cardenal arzobispo de Tegucigalpa está en el ojo del huracán desde que pidió al derrocado Manuel Zelaya que no regresara a Honduras "para evitar un baño de sangre". Salesiano, referente moral de Honduras y figura destacada de la Iglesia hispanoamericana, el cardenal Rodríguez Maradiaga es objeto de críticas y elogios en unaHonduras muy polarizada. Lo entrevista Joaquín Ibarz en Tiempo.

El cardenal Rodríguez Madariaga recibe en un modesto cuarto de la parroquia Medalla Milagrosa, de apenas cinco metros cuadrados. No utiliza su despacho oficial por seguridad; le pusieron un petardo tras pedir a Zelaya que no volviera al país. No lleva teléfono móvil "para tener tiempo para pensar y rezar". 

¿Le duele que le llamen golpista? 
Es natural, soy humano de carne y hueso. Yo entiendo que los que han pintado eso no son hondureños. Está clarísimo. No soy golpista. No me molesta, porque si de Jesús, que era hijo de Dios, le acusaron de todo, 

¿Qué no podrán decir de un ser humano?

Es injusto que por cumplir un deber de conciencia me llamen golpista. Yo soy el primero en rechazar el golpe de Estado. Por internet dicen que ando comiendo con los ricos. Otra mentira. Ningún fotógrafo va a las aldeas pobres que visito con frecuencia porque no es noticia. No necesito hacer relaciones públicas. 

¿Se siente un líder en Honduras? 
Qué voy a ser líder. Ahora dicen que estoy descalificado. Este es un país pobre donde la política ha hecho tanto daño... 

En el último cónclave fue uno de los más firmes aspirantes al papado como sucesor de Juan Pablo II. ¿Se ha eliminado como papable con su pronunciamiento crítico con Zelaya?
Uno no debe pensar en su carrera eclesiástica, nunca lo he hecho. Uno debe pensar en la verdad, en el bien. 

¿El Vaticano aprobó con anticipación el documento de la Conferencia Episcopal en el que legitimaban al gobierno de facto de Micheletti? 
Hemos explicado lo sucedido, no legitimamos a nadie. Hay una cosa muy clara. Recibimos ataques porque no decíamos nada, por no pronunciarnos sobre la situación que vivía Honduras. El presidente del Congreso español, José Bono, preguntó desde Santiago de Chile por qué el cardenal guardaba silencio. Después del 28 la situación era difícil para nosotros, porque la gente decía: "¿Por qué no hablan los obispos?" Y tuvimos que hablar. En el comunicado pusimos énfasis en la búsqueda de la paz. Uno no puede actuar con el hígado, tiene que actuar con la cabeza. No nos pronunciamos antes porque buscamos la información adecuada. En momentos de confusión es difícil encontrar documentos que ayuden a entender la verdad. Hasta el jueves después de la salida de Zelaya no conseguimos los documentos originales. Fuimos a buscarlos todos, todos. Y cuando los tuvimos convocamos una reunión plenaria de la Conferencia Episcopal para redactar el comunicado. Lo suscribieron todos los obispos 

¿Inspiró usted el comunicado? 
El comunicado no lo hice yo. Todos los obispos decidieron la postura a tomar (el cardenal enseña al periodista las firmas de todos los obispos en la última página del documento de la Conferencia Episcopal). Fuimos todos. Mire, me enteré en Houston de que habían sacado a Zelaya del país. Regresaba de un viaje a Roma cuando me informaron de que el avión a Tegucigalpa saldría con retraso. Pregunté: "¿Hay mal tiempo?" Me contestaron: "No, hay un golpe". Hay quien ha dicho que yo participé en la preparación. Ni siquiera estaba aquí. Y al saber lo sucedido, me sentí triste porque regresábamos a una historia de 20 años de golpes de Estado. 

¿Los obispos tomaron partido contra Zelaya, cuando todo el mundo condenaba a los golpistas? 
Balanceamos cada palabra del comunicado. Aún así se nos ha malinterpretado en algunos sectores. Para redactar un texto equilibrado trabajamos todo el viernes, hasta la noche. Cuando existe una gran polarización es muy peligrosa cualquier pasión. Hay que ser prudentes. Aún así se nos ha malinterpretado en algunos sectores. Buscamos analizar todo el proceso. Para entender lo sucedido en Honduras hay que conocer todo el proceso, seguir los hechos acontecidos desde el 23 de marzo. Los documentos prueban que las instituciones operaron correctamente y se cumplió la Constitución

Ustedes los obispos subrayan que el presidente Zelaya violó la Constitución. ¿En qué forma lo hizo? 
Ha sido todo un camino de violación sistemática de la Constitución. En los últimos días antes del 28 de junio (fecha en que se produjo el derrocamiento de Zelaya) se produjo una constante violación de leyes por parte del ejecutivo. El presidente Zelaya condujo con una turba el asalto a la base de la Fuerza Aérea, donde guardaban por orden judicial el material para la consulta... Los obispos seguimos todos los pasos posibles para evitar lo que terminó sucediendo. El 11 de junio ya hicimos un comunicado. El presidente Zelaya pidió hablar con el episcopado. Estuvimos tres horas reunidos con él. El encuentro fue muy positivo. Entonces ya le dijimos que no convocara el referéndum que daba vía libre a su reelección porque no era legal, dividía al país y violaba la Constitución. Si lo hacía suponía prácticamente ponerse una soga al cuello. La Constitución dice con mucha claridad que el jefe de Estado que proponga un cambio para poder seguir en la presidencia cesa de inmediato en su cargo. Eso quiere decir que cuando Zelaya fue capturado por el Ejército ya no era presidente de la República. Cesó en el desempeño de su cargo. 

¿Zelaya les dijo por qué no aceptaba sus sugerencias? 
En el sermón que pronuncié el domingo de Ramos de este año pregunté por qué el presidente tenía tanta prisa en hacer esa consulta. Una semana después, el domingo de Pascua, a las seis de la mañana el presidente y su esposa ya estaban en la iglesia para asistir a la misa que iba a oficiar. Después de la misa me dijo: "Quiero hablar con usted, voy a desayunar con usted en su casa". Estuvimos conversando horas. Estaba molesto porque había dicho por qué tanta prisa. Y le volví a preguntar por qué tanta prisa. 

El pueblo hondureño está dividido. 
Una de las cosas más dolorosas de todos estos sucesos es el odio de clases que se ha generado en Honduras. En este país no habíamos tenido eso. En la última etapa de gobierno del presidente Zelaya ese odio aparece de forma sistemática. Zelaya tenía asesores de Venezuela, y el odio de clases era la estrategia. Nosotros queremos la paz. Va a ser largo sanar esas heridas si podemos salir de esto. No se puede construir sobre el odio. No se necesita inculcar odio para sacar adelante unas reformas. Lo malo es cuando se quiere meter la ideología del pensamiento único. 

¿A qué atribuye el cambio de Zelaya? De presidente conservador pasó de repente a impulsar lo que Chávez llama socialismo del siglo XXI? 
Fue Chávez, fue Chávez. Este presidente empezó a hacer cosas muy buenas; la primera, poner en su sitio a las compañías petroleras, que aquí hacían un negocio redondo poniendo cláusulas leoninas para ganar más. Trabajé en una comisión, y logramos que el presidente Zelaya, con una gran firmeza, lograra que las multinacionales no cometieran tantos abusos. Cuando Chávez vino aquí en agosto pasado, yo estaba en Costa Rica, en una conferencia con la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Cuando regresé, encontré a este pueblo herido, golpeado, por las palabras de Chávez. Desde entonces (20 de agosto) a diciembre del año pasado el presidente Zelaya no se comunicó conmigo. 

Hugo Chávez le insulta con frecuencia. 
El presidente de Venezuela me llamó loro del imperio y payaso vestido de cardenal. Los insultos que me dirigió es lo de menos. Lo peor fue lo que le dijo al pueblo hondureño. Afirmó que quien no estaba con la alianza bolivariana (Alba) era un vendepatrias o un idiota. Estas palabras de Chávez merecieron los aplausos del presidente Zelaya, de la ministra de Exteriores Patricia Rodas y de otros altos funcionarios. Le hablamos al presidente sobre el peligro que suponía la intromisión de Chávez. Zelaya nos comentó: "Yo no soy chavista., pero a mí me sirve el dinero de Chávez. Así dijo. El presidente de Venezuela buscaba controlar Honduras a través del continuismo del mandato de Zelaya. 

¿Por qué Chávez se mete tanto con usted? 
Yo estaba en El Salvador con todo el personal de Caritas. Les daba una charla sobre la doctrina social de la Iglesia. Había como 600 personas. Alguien me pregunta qué pasa con los dictadores. Yo dije que los dictadores se vuelven ciegos, sordos y que sólo oyen lo que quieren oír. Yo no sabía que quien me preguntaba era un periodista. Y al día siguiente en un periódico de la extrema derecha destacan que el cardenal dice que Chávez es ciego, sordo y que se cree un dios. Yo no lo dije. Pero una vez estuvo en la prensa ya no había manera de pararlo.Loro del imperio no soy. Yo estuve fichado por el imperio por subversivo, me lo dijo el presidente Bush padre. Cuando yo estaba de secretario general del CELAM, pedimos una audiencia con el presidente Bush, que la gestionó la Conferencia Episcopal de EE.UU. El presidente del CELAM era el cardenal Darío Castrillón. Bush nos dio la audiencia. Como excepción. Nuestra gestión era denunciar todas las barbaridades que estaba cometiendo en Panamá el general Noriega. También comentamos las trabas que ponían en Cuba a la entrada de medicamentos que enviaba el cardenal de Boston. Fidel decía que no permitía que la Iglesia los donara, que tenía que distribuirlos el Estado. Le hablamos clarito a Bush. Al referirnos a Cuba comentamos un montón de cosas. De pronto nos dijo que la charla se había acabado. Y se quejó a La Conferencia Norteamericana por haberle llevado obispos de izquierda, subversivos

¿Hasta qué punto golpeará a Honduras el bloqueo político y económico? 
El bloqueo a Honduras va a causar mucho daño a los ricos, pero también a los pobres. El bloqueo ya empezó el año pasado. Los fondos de ayuda del FMI no llegaron el año pasado porque el presidente Zelaya ni presentó el presupuesto. Por ello, en este año no íbamos a tener fondos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo. El gobierno de Zelaya se ha sostenido con el dinero de Hugo Chávez. Y ahí está. 

¿Ve factible el regreso de Zelaya al poder? 
En este momento no. Para pacificar al país sería más prudente y más patriótico que renunciara a regresar de inmediato. La polarización es muy grande, hay armas en manos civiles. Chávez dijo que si hay que hacer un Vietnam lo hacemos, si hay que hacer dos, lo hacemos, si hay que hacer tres lo hacemos. 

¿Por qué criticaron tanto el referéndum de Zelaya que buscaba dar vía libre a una nueva Constitución? 
Porque no era constitucional, dividía al país y estaba inspirada por Hugo Chávez. El presidente Zelaya destinaba mucho dinero a la campaña por la cuarta urna (referéndum constitucional). ¿Para qué tanto dinero para una encuesta? Porque era dinero para comprar votos. Las cámaras del Banco Central de Honduras (BCH) filmaron, con fecha, día y hora, cómo empleados del Gobierno retiran 40 millones de lempiras en efectivo (más de dos millones de dólares). ¿Desde cuándo los gobiernos trabajan con dinero en efectivo? Trabajan con cheques. Era dinero para comprar votos. En la habitación de un hotel de Choluteca en el que se hospedaba la ex directora de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, ENEE, Rixi Moncada, encontraron 250,000 lempiras. La serie de esos billetes coincide con el dinero que retiraron del BCH. Con la compañía quebrada, la señora Moncada iba comprando votos. Utilizaba esos fondos como dinero de bolsillo. Eso ha suscitado un rechazo tremendo en el país. Mientras existía esa corrupción, la señora Moncada nos cobraba sobretasa de energía eléctrica por petróleo. No se puede tapar el sol con el dedo. Había una corrupción galopante para lograr que se aprobara el referéndum. Mientras tanto, las víctimas del terremoto, con más de mil casas destruidas, de la gente más pobre, quedaron sin techo. No ha habido un centavo del Gobierno para las víctimas del terremoto. Pero sí lo había para comprar votos y pagar dinero a diestra y siniestra para el proyecto. Eso no es justicia. ¿Con qué boca se puede pedir que regrese quien ha saqueado al Estado tan impunemente? 

¿Le ha dolido que España retirara a su embajador en Honduras? 
Lo que ha pasado es que no había información adecuada. Es normal. Quizá debería haberse informado mejor antes de pronunciarse. No tenía información adecuada. No me duele la posición española porque ya he hablado con Bono y Moratinos. Soy amigo de Bono, me ha llamado varias veces. Bono y Moratinos me han dicho que comprenden la situación. Yo soy el primero en rechazar el golpe de Estado. Lo que ven desde el exterior es a un presidente sacado de su casa por los militares y expulsado a Costa Rica. La Constitución dice que ningún hondureño podrá ser expatriado o entregado a un Estado extranjero. Todos merecemos una explicación de lo acaecido el 28 de junio. No podemos aceptar eso. Quizá ahora estaría aún más condenado si el 29 me hubiera pronunciado. 

¿Cómo juzga el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la crisis hondureña? 
La actuación de la OEA en esta crisis representa una página triste. Al secretario general Insulza lo conozco desde hace tiempo, nos hemos llevado como amigos. Siendo yo presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM, de 1995 a 1999) tuvimos en Santiago de Chile un seminario. Como ministro de Exteriores de Chile, Insulza nos apoyó en esa reunión. Desde entonces lo conozco. Cuando vino a Tegucigalpa después de la salida de Zelaya conmigo se portó como un caballero. Yo le presenté todos los documentos e informes. Le entregué toda la documentación. Ni se molestaron en leerla. Apenas hace unos cuantos meses, Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Raúl Castro dijeron que la OEA es un organismo que no sirve para nada. Chávez dijo que "Insulza es un pendejo". Así lo dijo. Es la doble moral de la OEA. 

¿En qué se equivocaron los que detuvieron a Zelaya? 
En mandarlo a Costa Rica. Pero hay una explicación de un jurídico militar. La gente de Zelaya asaltó una base aérea. ¿Dónde habrían podido mantener preso a Zelaya? Las islas que tenemos son muy turísticas. Y eso habría representado una violación de todos los derechos humanos. 

Usted dio clases a Zelaya. Nos dicen que intentó convencerlo para que entrara al seminario. 
Zelaya tenía vocación para el sacerdocio. Yo le di clases cuando tenía 14 años. Si me hubiera quedado aquí quizá hoy sería sacerdote. Era un chico limpio, muy bueno. Nosotros éramos maestrillos. En nuestra formación, entre la filosofía y la teología, los salesianos tenemos tres años de magisterio que llamamos maestrillo. Y nos mandaban a los distintos colegios de la provincia. Yo estuve un año aquí. Y conservamos la amistad desde entonces. Ha sido buen amigo. 

Chávez dirigió desde Caracas el frustrado retorno a Honduras de Zelaya, que produjo un muerto ¿Cree que el presidente venezolano buscaba provocar una masacre? 
Sí, sí, sí. En una manifestación ordenada y dirigida desde Honduras no hubieran ido a derrumbar las cercas del aeropuerto. Ese aeropuerto ya es de los más peligrosos en un aterrizaje normal. 

¿Qué salida ve a la crisis? Todo el mundo presiona para el regreso de Zelaya. 
En este momento no sabría decirle. Se habla de adelantar las elecciones. 

¿Podría ser una solución que Zelaya regresara a la presidencia, pero no al poder? 
¿Cómo haríamos para que surja ese personaje químicamente puro? Es imposible. 

¿Y si renuncian Zelaya y Micheletti? 
¿Y entonces quién asume? 

Usted. 
Ni como hipótesis se puede plantear. 

¿Acabará como mediador? 
Como me tienen fichado como golpista no me van a invitar. 

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